Devocional  ¿EL ESPÍRITU SANTO ES UNA PERSONA?


La humanidad de Jesús impactó profundamente la vida de sus discípulos de varias maneras. Primero, al ser plenamente humano, Jesús demostró que entendía las luchas y desafíos que enfrentamos como seres humanos. Segundo, su vida y enseñanzas transmitieron un mensaje de amor, misericordia y perdón que inspiró a sus seguidores a vivir de la misma manera. Tercero, su muerte y resurrección demostraron el poder de Dios y dieron a sus seguidores una nueva esperanza y un propósito en la vida. Por último, su presencia continua a través del Espíritu Santo dio a los discípulos la fortaleza y el poder para continuar su obra en el mundo.

JESÚS DEJA OTRO COMO ÉL

Cuando Jesús dice «les conviene que yo me vaya» en Juan 16:7, se refiere a que al irse físicamente, enviará al Espíritu Santo, quien será una ayuda y guía para los discípulos. En Juan 14:16-17, Jesús promete enviar al Consolador, el Espíritu Santo, quien será el ayudador y guía de los creyentes.
Por otro lado, cuando Jesús dice «yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo» en Mateo 28:20, se refiere a que estará presente con los creyentes a través del Espíritu Santo, quien habitará en ellos después de que Jesús se haya ido físicamente. Además, en Juan 14:18, Jesús promete que no los dejará huérfanos, sino que vendrá a ellos a través del Espíritu Santo.

¿POR QUÉ EL ESPÍRITU SANTO ES UNA PERSONA?


El Espíritu Santo tiene voluntad propia: «Aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen»

(Hechos 2:3-4). El Espíritu Santo tiene emociones: «Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención»

(Efesios 4:30). El Espíritu Santo enseña, guía y habla: «Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho» (Juan 14:26). El Espíritu Santo tiene una relación personal con los creyentes: «Y porque sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!»

(Gálatas 4:6). Todas estas características indican que el Espíritu Santo es más que una fuerza impersonal o una energía divina. El Espíritu Santo es una persona divina que tiene una relación personal con los creyentes y que está activamente involucrado en la vida de la iglesia. Para mantener una relación activa con el Espíritu Santo, es importante tener una vida de oración constante y profunda, escuchar la voz del Espíritu Santo en nuestra vida diaria, estudiar la Palabra de Dios y obedecerla, y buscar vivir una vida que agrade a Dios. También es fundamental cultivar una actitud de humildad y sumisión a la dirección del Espíritu Santo en nuestra vida. El Espíritu Santo nos ayuda a orar como conviene.

En Romanos 8:26-27, se nos dice que el Espíritu Santo intercede por nosotros con gemidos inefables cuando no sabemos cómo orar como conviene. Además,

en Judas 1:20 se nos insta a orar en el Espíritu Santo, lo que sugiere que el Espíritu Santo puede guiarnos y enseñarnos cómo orar adecuadamente. Por lo tanto, si deseamos mantener una relación activa con el Espíritu Santo, debemos aprender a escuchar Su voz y seguir Sus enseñanzas mientras oramos.

En Efesios 4:30, Pablo nos exhorta a no contristar al Espíritu Santo, lo que implica que debemos ser sensibles a su guía y dirección en todo momento.

En Gálatas 5:16-26, Pablo nos habla de los frutos del Espíritu Santo, y nos muestra cómo debemos caminar en el Espíritu y no en la carne. Por lo tanto, es vital mantener una relación activa con el Espíritu Santo para ser guiados por Él en todo momento y producir frutos que honren a Dios.
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